Preámbulo del desastre
En los años 90, específicamente entre 1998 y el 2001, San Francisco y gran parte de los municipio de Oriente Antioqueño se vieron fuertemente golpeados por la locura de los grupos armados. Los enfrentamientos entre el Ejército, las Autodefensas y las guerrillas del Eln y las Farc desencadenaron temor y amenazas entre los pobladores, por lo cual se generó una gran ola de desplazamiento.
Todo este conflicto también cerró las puertas a personas de otros pueblos y ciudades. Nadie podía ingresar a estos lugares o transitar por la autopista Medellín-Bogotá a menos que quisiera verse en medio del fuego cruzado.
Aproximadamente hace unos 9 años la tranquilidad empezó a retornar a todo este territorio, todo gracias a los fuertes operativos que se realizaron por parte del ejercito para sitiar a los demás grupos armados(en otra entrada hablaremos mas sobre este tema). Después de liberar a algunas zonas de este mal, se empezó con un lento proceso de desminado y posterior retorno de algunos pobladores.
El oriente Antioqueño empezó a surgir nuevamente. La confianza se recuperó y se empezó a generar una nueva ola de migración hacia este territorio. La autopista Medellín-Bogotá volvió a tener vida al igual que los municipios aledaños.
La llegada del turismo
Muchos municipios florecieron de nuevo. El Peñol, Guatapé, Cocorná, San Luis, entre otros, empezaron a recibir gran cantidad de turistas. Esto ayudó a reactivar la economía de estos municipios con hermosos atractivos naturales en donde sus pobladores buscaban nuevas formas de sustento.
El municipio de San Francisco siempre ha sido poco conocido y muy poco turístico, pero con la apertura turística de los municipios cercanos, se empezaron a conocer algunos de sus atractivos como los charcos del Río Santo Domingo en la Vereda Pailania. Ademas nuestra labor de difusión de nuestro territorio por medio de Aventura San Francisco dio a conocer muchos de nuestros atractivos por medio de las redes sociales y páginas web.
Desde muchos puntos de vista esto ha sido un gran alivio para el bolsillo de los habitantes de la zona, pues conseguir el sustento diario en estos pequeños poblados siempre ha sido dificil, mas aun cuando se ha abandonado progresivamente las labores del campo y el apoyo del gobierno es tan miserable.
La vereda Pailana, la cual es compartida entre San Francisco y Cocorná, es en la actualidad el lugar más turístico de nuestro municipio. Cada fin de semana se puede contar gran cantidad de personas locales y foráneas bañándose en el río y preparando el tradicional sancocho.
Desde hace 5 años, el aumento de los visitantes se ha vuelto desmesurado, cientos y cientos de personas llegan cada fin de semana a los charcos del río Santo Domingo y la quebrada las Aguadas. Cantidad de buses, carros y motos intentan parquearse en la angosta calle que va hacia el municipio y hacia la vereda el Retiro.
Familias, amigos, grupos recreativos, habitantes del pueblo, todos se posan a orillas del río. Allí arman sus fogones de leña con piedras, montan sus ollas al fuego mientras pican yuca, papa, plátano. Entre tanto los demás juegan en los crístalinos y refrescantes charcos del río.
Personas en sus carros particulares colocan su música al mayor volumen posible, algunos otros llevan sus bafles portátiles para competir al que mayor estruendoso ruido haga mientras beben y beben cerveza, ron y aguardiente hasta el punto de perder la cordura.
Llega la hora del almuerzo. Podemos empezar a notar botellas y bolsas plásticas al rededor del río y la zona de
camping. Pero aun no llega lo peor. Sacan de sus empaques cientos y cientos de platos, vasos y cucharas desechables para servir sus sancochos. Ahora si se puso buena la cosa. Comida, licor, ruido, música a todo volumen, borrachos y en algunos casos, casi ahogados.
Después del gran festín, la bailada, la tomada de trago, se dan el último chapuzón en el río que los recibe con el mayor placer del mundo. Toman sus cosas, empacan y se van. Se van dejando allí kilos y kilos de basura, bolsas llenas de platos desechables son arrojadas al lado del río y muchas otras son arrojadas al mismo.
Lo que no alcanzan a dejar allí, se lo dejan a los habitantes de la vereda Pailania para que sean ellos quienes se encarguen de su basura.
Terminó el día. La gente se fue feliz. Que bien que nos visitaron y compraron una que otra cosa a los habitantes de la vereda, seguro se llevaron un buen recuerdo. Pero a nosotros no nos dejaron más que basura y un gran problema ambiental. Han dejado contaminado nuestro río, nuestros charcos, lugares a los que ellos de seguro pretenden volver a visitar.
Esto es el turismo depredador y los turistas depredadores, gente sin consciencia ambiental y social, solo piensan en ellos, mas no en como están afectando el medio ambiente y a las comunidades que visitan. Solo traen basura, ruido y desorden, no aportan nada para el desarrollo sostenible del turismo en Colombia.
Muchos dirán, es que el municipio es el responsable de la basura y de ubicar lugares para su disposición.
¡Claro, eso es fácil, llevemos basura, que los demás se encargan de ella, dejemosle algo de recuerdo!.
Le gente es demasiado facilista e irresponsable, no son capaces de responsabilizarse ni de una bolsa con sus desechos, pero sé que por medio de convenios con la comunidad, la policía y la alcaldía lograremos sancionar a estos irresponsables e irrespetuosos.
Esto lastimosamente pasa en toda Colombia. La gran mayoría de los lugares naturales son contaminados por personas faltos de consciencia e inteligencia. Afortunadamente se vienen dando algunos pasos para el control de las basuras, pero estos pasos son demasiado lentos. En algunos parques naturales de Colombia se ha prohibido dejar basuras, todo lo que ingreses lo debes cargar y debe regresar contigo, no hay canecas ni lugares establecidos para dejar tu basura, te debes responsabilizar de ella o serás sancionado.
Esto es lo que pretendemos hacer en nuestro municipio. Por experiencia en otros lugares sabemos que las campañas de educación no son eficaces si no van acompañadas con drásticas sanciones, así que lucharemos por lograr un control a los turistas depredadores.
Ah, y esperamos con locas ansias que se prohíban los platos desechables y las bolsas plásticas en Colombia así como se ha hecho en otros países. ¡¡Que maravilla sería esto!!!.
Erwin Andrés Ramírez Gómez